16 de noviembre de 2010

El fantasma de Celina.


Cuenta la leyenda que en el ahora albergue juvenil del Pueyo de Jaca vivían los marqueses de aquella zona a mediados del siglo XIX. Un día los marqueses tuvieron dos hijs a los que llamarían Úrbez y Victorián. Por ese motivo contrataron a una muchacha que sería su niñera y con el tiempo su profesora. La muchacha, llamada Celina, era hija de un lord ingles le gustaba mucho tocar el piano. Su pieza favorita era la Pavana para una infanta difunta, de Ravel. El día de Todos los Santos, Celina fue con los niños a dar un paseo por la orilla del rio. Cansada de caminar, Celina se sentó bajo un árbol a disfrutar de la lectura. Tan enfrascada estaba en la lectura que no se dio cuenta de que el carrito de los niños empezaba a moverse hacia la orilla del rio. Cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde y el carrito flotaba boca abajo. Celina, desconsolada se tiró al río en un fallido intento de salvar a los niños. Sus cadáveres se encontraron días después en el río Gállego. Desde entonces cuentan que el fantasma de Celina ronda por el albergue tocando la Pavana para una infanta difunta al piano.




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